India: El regreso de las movilizaciones campesinas

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India: El regreso de las movilizaciones campesinas

Sushovan Dhar  (*)

sinpermiso.info/
21/04/2024

Después de las grandes movilizaciones de 2020-2021, que resultaron en victorias reivindicativas, el poder había logrado estabilizar la situación. En la víspera de las elecciones legislativas indias de 2024, los campesinos se movilizan de nuevo.

El 13 de febrero, miles de agricultores comenzaron una marcha hacia la capital nacional para exigir sus reivindicaciones, entre ellas el precio mínimo de apoyo (MSP, su importe está determinado por el precio al que se venderá el producto al final de la cadena). Pero, cuando los agricultores de Punjab se dirigían a Delhi, la policía los detuvo en la frontera entre Punjab y Haryana y atacó a los manifestantes con cañones de agua y gas lacrimógeno.

Después del fracaso de las conversaciones con los representantes del gobierno el 12 de febrero, grupos como el Samyukta Kisan Morcha (Frente Unido de Campesinos) y el Kisan Mazdoor Morcha (Frente de Agricultores y Trabajadores) organizaron la marcha Dilli Chalo (“vamos a caminar hasta Delhi”), también llamada Farmers’ Protest 2.0 (manifestación de agricultores 2.0). Alarmado por las acciones de los agricultores, el gobierno indio aplicó la sección 144 (1) y rodeó la capital con alambre de púas, bloques de hormigón y contenedores de carga.

Las protestas actuales suponen un reto para el gobierno del BJP cuando se acercan las elecciones generales. Si la oposición consigue hacer campaña a favor del MSP, con garantías legales, podría beneficiarse de un impulso adicional antes de las elecciones parlamentarias.

La reanudación de la agitación

Las protestas de los campesinos en 2020 y 2021 contra los proyectos de ley agrícola marcaron un punto de inflexión en el panorama político de los movimientos sociales del país (2). La precipitada adopción por el gobierno indio de tres leyes agrícolas en septiembre de 2020 sirvió como catalizador inicial. Sus amplias ramificaciones y la falta de un debate o consulta más amplio han suscitado una fuerte reacción de los movimientos rurales y los sindicatos de agricultores de todo el país.

El gobierno indio se vio obligado a derogar las tres leyes agrícolas en noviembre de 2021 tras las inmensas protestas que provocaron. Las manifestaciones de los campesinos, que coincidieron con la utilización del gobierno de la pandemia de Covid-19 como pretexto para aprobar una amplia reforma económica neoliberal, constituyeron una victoria importante para los movimientos sociales de la India.

El gobierno autoritario de Modi, que además intentó reprimir la creciente resistencia popular a su nacionalismo y sus programas neoliberales, se vio obligado a hacer concesiones sustanciales con la derogación de las leyes. Así, el Kisan Andolan (lucha de los agricultores) mostró que era posible cuestionar la estrategia del gobierno de socavar los movimientos sociales y reprimir la resistencia.

Un conflicto muy violento con el poder

El 21 de febrero, el despliegue masivo de gases lacrimógenos por parte de la policía de Haryana, estado del norte de la India, contra los agricultores que se manifestaban, cubrió el cielo sobre los puntos de paso de Shambhu y Khanauri, en la frontera entre Punjab y Haryana, con un espeso humo. Lo que también puso de relieve la sombra que se extendía sobre el país: el recurso recurrente del gobierno a represalias violentas contra los ciudadanos organizados que demuestra sus tendencias dictatoriales. En este contexto, la movilización extraordinaria de miles de agricultores representa no solo un desafío de los grupos marginados (3), que defienden sus intereses económicos, sino también un objetivo, mucho más importante: el rechazo abiertamente conflictivo y sin contemplaciones de los métodos de un gobierno que lo controla todo.

El resurgimiento de las protestas demuestra que el movimiento ofrece la posibilidad de forjar una amplia coalición política y social frente al poder. La frenética reacción del BJP y su desesperado intento no sólo de contener a toda costa el movimiento de los agricultores, sino también de desacreditarlo, pueden explicarse por la naturaleza fundamental del movimiento y sus consecuencias para el sistema político y la sociedad a corto, medio y largo plazo.

Con sus grandes barricadas en cada entrada de la capital, la policía ha impedido hasta ahora que los agricultores lleguen al centro político de la nación, Nueva Delhi. Sin descanso, los manifestantes establecieron su campamento en dos lugares, Khanauri y Shambhu, a corta distancia de la estación de policía, conectados sólo por un camino de tierra. Este último es impracticable debido a la presencia de alambres de púas, zanjas excavadas y contenedores. El más mínimo intento de cruce conlleva la intervención de la policía, como fue el caso durante la represión del 21 de febrero.

El gobierno ignora las reivindicaciones campesinas

La exigencia de una ley que garantice un MSP para los productos agrícolas está en el centro de las manifestaciones. El gobierno establece cada año “precios de apoyo” para más de veinte productos para proteger a los agricultores de las fuertes caídas de precios, pero la implementación sigue siendo problemática. Sólo el 7% de los agricultores que cultivan arroz y trigo se benefician de las compras de apoyo realizadas por las agencias estatales para estos cultivos. Los manifestantes piden que todos los productos agrícolas estén incluidos en los precios de apoyo.

Además, exigen la cancelación de deudas de los campesinos, pensiones de jubilación para agricultores y trabajadores agrícolas, así como una indemnización para las familias de los agricultores asesinados en el movimiento de 2020-21. Aunque el gobierno dice que está dispuesto a discutir con los representantes de los agricultores, su control de la comunicación tiene como objetivo presentar la solicitud de un MSP como imposible desde el punto de vista económico. Sin embargo, los agricultores indios recuerdan a la opinión pública que una de las principales razones para que el primer ministro Narendra Modi llegara al poder en 2014 fue la promesa que les había hecho de garantizarles un beneficio del 50% sobre el coste de los insumos y duplicar sus ingresos para 2022. Cuatro rondas de negociaciones entre la administración y los líderes del sindicato de agricultores acabaron en punto muerto en febrero. El gobierno ha prometido comprar lotes enteros de algodón, maíz y legumbres los próximos cinco años con un MSP, pero los agricultores se han negado a aceptar migajas.

La crisis agraria

El sector agrícola es crucial en la economía india, ya que el 60% de la población se dedica a la agricultura, que corresponde aproximadamente al 18% del PIB del país. Sin embargo, los agricultores se enfrentan a muchos problemas, desde la adquisición de insumos hasta la comercialización y las actividades posteriores a la cosecha, que pueden tener un impacto directo o indirecto en sus vidas.

El campesinado indio sigue luchando por su supervivencia en un contexto de crisis agraria crónica, causada por tres décadas de reformas neoliberales. Esta crisis se manifiesta de diversas maneras, incluidas las malas cosechas, que conducen a ingresos bajos o negativos, deuda, subempleo, desposesión e incluso suicidios.

Las raíces de esta crisis se remontan a la época de la colonización británica y a los fracasos del estado indio desde 1947. Aunque han surgido nuevos factores, los antiguos persisten. La crisis estalló cuando el gobierno desreguló el sector bancario, otorgando licencias a nuevos bancos privados que compitieron con los bancos del sector público.

Los bancos del sector público, incapaces de competir con los nuevos bancos privados, han eliminado sus sucursales rurales, y el crédito para la agricultura se ha trasladado a otros lugares, especialmente en el sector financiero en desarrollo. El crédito agrícola se contrajo y los agricultores volvieron a recurrir a fuentes de crédito informales.

Atacados por la competencia mundial y los capitalistas

Tras la adhesión de la India a la Organización Mundial del Comercio (OMC) el 1 de enero de 1995, se suavizaron las restricciones cuantitativas a las importaciones agrícolas. Los agricultores indios, muchos de los cuales cultivaban solo unas pocas hectáreas, se vieron obligados a competir con las grandes empresas agroalimentarias multinacionales, así como con los agricultores de los países desarrollados que cultivan miles de hectáreas y se benefician de importantes subvenciones de su gobierno.

El gobierno no sólo autorizó las importaciones de productos agrícolas, sino que también redujo las subvenciones concedidas a los agricultores indios, lo que los puso bajo presión. El aumento del coste de los fertilizantes se ha traducido en un aumento de los costes de cultivo. Los agricultores compraron costosas semillas e insecticidas como resultado de operaciones masivas de relaciones públicas llevadas a cabo por empresas del sector privado que prometieron mayores rendimientos y beneficios, lo que provocó un aumento del gasto por cultivo sin aumentar significativamente los rendimientos.

El cultivo del algodón en las regiones semiáridas de la meseta del Deccan [4] es prueba de ello: se animó a los agricultores a cultivar algodón para la exportación, pero la falta de una estricta regulación en materia de agroindustria dio lugar a la venta de semillas falsas y al uso excesivo de pesticidas, lo que no protegió a los agricultores de las sucesivas malas cosechas causadas por los ataques de plagas. La caída de los precios mundiales del algodón ha precipitado una grave crisis agrícola en esta región, lo que ha provocado un aumento de los suicidios de los agricultores. El gasto público en las zonas rurales ha caído bruscamente. No ha habido un aumento del riego superficial desde 1991. Como no hubo reparaciones ni compensaciones, la superficie irrigada por los canales ha disminuido en 400.000 hectáreas. Por lo tanto, los ingresos de los agricultores solo aumentaron un 1,96% anual entre 1993-1994 y 2004-2005.

Consecuencias dramáticas

La baja de los precios en el mercado mundial y las malas cosechas ha provocado una crisis agraria prolongada. Desde 1991, el gobierno ha reducido los subsidios alimentarios a los consumidores, lo que ha tenido un impacto negativo en el acceso a los alimentos de millones de indios. En la India, el número de personas desnutridas aumentó en unos veinte millones entre 1995 y 2001. Según el informe sobre el estado de la inseguridad alimentaria mundial publicado en 2003 [5] por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, 214 millones de personas, o el 25% de los 842 millones de personas desnutridas del planeta en ese momento, estaban en la India. En la misma década, al menos 25.000 agricultores se suicidaron debido a su desesperante situación financiera.

Los pequeños agricultores y los agricultores marginales son los primeros afectados por la crisis agraria. Los agricultores acomodados han podido protegerse del impacto total de la crisis apoyándose en los mercados mundiales en sectores importantes como la acuicultura y la horticultura. Pudieron tolerar pérdidas durante los años de vacas flacas y tenían los recursos necesarios para realizar inversiones. Los grandes agricultores no han sido tan maltratados por la liberalización como el resto de la sociedad agraria.

Suicidios por endeudamiento

El número de suicidios de agricultores aumentó aún más en 2022. Según los datos más recientes de la Oficina Nacional de Registro de Crimenes (NCRB) [6], se denunciaron alrededor de 11.290 casos de suicidio a nivel nacional en 2022. Esto supone un aumento del 3,7% respecto a 2021. Los datos de 2020 indicaban un crecimiento del 5,7%. Al menos un agricultor indio se suicida cada hora. Los agricultores mueren por suicidio a un ritmo que ha aumentado desde 2019.

Según los datos del NCRB para 2022, el sector agrícola indio no ha registrado buenos resultados en los últimos años. Se han sufrido sequías en muchas zonas y los cultivos han sido dañados por precipitaciones repentinas e intensas. Los problemas se multiplicaron por el aumento de los precios del forraje y la dermatosis nodular, muy contagiosa, que no facilitó la tarea de los ganaderos.

Las estadísticas del NCRB revelan una tendencia preocupante: los trabajadores agrícolas que dependen de la agricultura para su sustento diario se suicidan con más frecuencia que los agricultores y los ganaderos. Los trabajadores agrícolas representan al menos el 53% (6,083) de las muertes de los 11.290 agricultores que murieron por suicidio.

Esto es significativo porque, con el tiempo, los salarios agrícolas se han vuelto cada vez más cruciales para los ingresos de los hogares rurales medios, en lugar de la producción agrícola directa. Esto es lo que subraya una encuesta nacional, publicada en 2021, que incluía datos sobre la tierra y el ganado que poseen los hogares y la evaluación de la situación de los hogares agrícolas [7]. El estudio reveló que la mayoría de los ingresos de un hogar agrícola (4.063 rupias, o 45 euros) procedían de pagos recibidos a cambio de trabajos agrícolas. La agricultura viene en último lugar, seguida de la ganadería. Esta última experimentó un fuerte declive, pasando del 48% en 2013 al 38% en 2019. Los ingresos de los agricultores generalmente no han aumentado mucho. La encuesta, que se basa en las estadísticas gubernamentales más recientes, indica que el salario mensual medio en 2019 fueron unas ridículas 10.218 rupias (113 euros). En 2012-2013, era de 6.426 rupias.

Danzas de la muerte

Los estudios han demostrado una correlación entre los desastres relacionados con el cambio climático y los suicidios de la mano de obra agrícola india. Las sequías también se han vuelto más frecuentes y se extienden más en el país. Según la Convención de las Naciones Unidas para la Lucha contra la Desertificación, casi dos tercios del país estaban amenazados por la sequía en 2020-2022. Mientras tanto, un estudio publicado en mayo de 2023 reveló que los años con escasez de precipitaciones generalmente estaban marcados por un aumento en el número de suicidios de agricultores. Una ola de calor sofocante a principios de 2022 provocó un aumento inusual de las temperaturas en abril y mayo, período de cosecha. El resultado fue la pérdida generalizada de cosechas, especialmente de trigo.

Según un informe del Consejo Indio de Investigación Agrícola, la ola de calor ha afectado a la producción de trigo del país, así como a los rendimientos de frutas, verduras y animales en al menos nueve estados. El Instituto Internacional para el Medio Ambiente y el Desarrollo ha realizado un estudio titulado “Acción preventiva urgente de los suicidios relacionados con el clima en la India rural” [8], que examina la relación entre el número de suicidios de agricultores y la diferencia de las precipitaciones con respecto a la media.

En este contexto, los agricultores volvieron a las carreteras. Con ingresos agrícolas terriblemente bajos, la deuda del sector está aumentando. Se trata de una verdadera danza de la muerte de las explotaciones agrícolas. Con ingresos estancados o descendentes, no hay indicios de una mitigación de la tragedia agrícola.

El debate sobre un MSP

El día que comenzaron las protestas, un conocido diario [9] publicó un artículo citando fuentes oficiales que estimaban en 241 mil millones de dólares el coste de la implementación de un MSP. Según varios economistas agrícolas a favor del establishment, la legalización del MSP para 23 cultivos es impracticable debido a la enorme carga financiera que esto supondría y al hecho de que el gobierno ya está otorgando subvenciones a la agricultura.

Sin embargo, estas dos evaluaciones no están fundamentadas. El objetivo principal de las cifras presentadas del coste financiero es crear una psicosis de miedo. Los agricultores piden que el MSP se establezca como el precio mínimo por debajo del cual está prohibido el comercio. Esto no implica que todas las compras deban ser realizadas por el gobierno. Además, las estimaciones de costes adicionales procedentes de fuentes independientes van desde 18 mil millones de dólares, según un ex presidente de la Comisión de Precios Agrícolas de Karnataka, hasta 2,53 mil millones de dólares, como informa Crisil. Es un error común decir que la agricultura recibe muchas subvenciones. Según los informes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), los agricultores indios han perdido dinero desde el año 2000. De las 54 principales economías examinadas, la India es la única en la que no hay apoyo financiero para las pérdidas agrícolas.

El MSP, una opción de sociedad

La Comisión de Agricultores [11] (también llamada Comisión Swaminathan) del gobierno nacional ha propuesto una nueva fórmula [12] que los agricultores desean que se utilice para mejorar los efectos del MSP. El gobierno indio reconoce la necesidad y el deseo legítimo de los agricultores de obtener un precio mínimo para sus productos. Ha establecido un sistema de determinación y anuncio de este precio, aunque sea imperfecto y controvertido. También reconoce que tiene la obligación de “apoyar” a los agricultores con un precio mínimo, incluso si no lo hace legalmente. Parece que mientras el MSP siga siendo teórico, un reconocimiento de deuda que nunca se cobra, nadie parece oponerse. Tan pronto como los agricultores comienzan a exigir, o peor aún, a esperar, que el Estado cumpla con sus compromisos, surgen problemas. Entonces es el concepto mismo de un MSP lo que se cuestiona.

La idea del MSP está arraigada en un contrato moral entre los agricultores y el Estado. Un estado postcolonial pobre que se enfrenta a una explosión demográfica tiene el deber moral y político de alimentar a su población de manera razonable y suficiente. La producción y venta de alimentos no es una actividad económica típica que deba estar sujeta a la oferta y la demanda en el mercado.

Existe una justificación económica, incluso sin tener en cuenta la justificación moral. La agricultura es una actividad necesaria pero arriesgada. Además, la mayoría de los agricultores indios son marginales y pequeños, y suelen practicar la agricultura pluvial, lo que tiene inconvenientes. La agricultura es uno de los sectores más expuestos a los riesgos de la producción y la comercialización. El agricultor no controla ningún factor o variable, incluidas las condiciones meteorológicas, las tierras que ha heredado y los caprichos de los mercados nacionales y mundiales.

Teniendo en cuenta los numerosos peligros relacionados con la agricultura, la oferta varía lógicamente, mientras que la demanda es en gran medida constante debido a su baja elasticidad. Esto se traduce en la volatilidad de los precios. Además, la elasticidad de los ingresos es menor en el sector alimentario, lo que significa que la demanda de productos agrícolas crece más lentamente que la economía en su conjunto. Estos factores hacen indispensable una intervención para garantizar a los productores precios justos.

Por último, el MSP tiene una justificación ecológica. Se espera que los agricultores indios estén entre los más afectados por el cambio climático, lo que podría provocar una disminución del 25% de sus ingresos. Necesitan apoyo. Los agricultores deben diversificar sus prácticas agrícolas, pero sólo pueden hacerlo si están seguros de que los nuevos cultivos producirán ingresos respetables.

La política de suministros actual fomenta una dependencia insostenible del trigo, el arroz (arroz sin pelar) y la caña de azúcar. Un MSP global alentará a los agricultores a diversificar y hacer avanzar la economía agrícola del país hacia la sostenibilidad. Una discusión detallada sobre los argumentos económicos, financieros y técnicos a favor del MSP supera el marco de este artículo. Sin embargo, varios cálculos muestran que es perfectamente posible. Además, ya existe un proyecto de ley para garantizar legalmente el MSP. En 2018, una treintena de sindicatos de agricultores colaboraron en la preparación de un proyecto de ley sobre la garantía legal del MSP bajo los auspicios del All India Kisan Sangharsh Coordination Committee (Comité de Coordinación de la India para la Lucha de los Campesinos). Es interesante señalar que casi todos los 21 partidos políticos del bloque INDIA [13] participaron en la redacción del marco legislativo de la organización.

¿Y el movimiento campesino?

La efervescencia en la frontera entre Punjab y Haryana recuerda las protestas de 2020, cuando los agricultores habían caminado hasta el borde de Delhi en respuesta a tres leyes controvertidas. Sin embargo, no es seguro que el movimiento campesino pueda extenderse ante el aumento del nacionalismo hindú y la legitimidad actual de Modi.

Varios sindicatos tenían la intención de continuar la agitación hasta que se establecieran garantías oficiales sobre los MSP, incluso después de que el gobierno de Modi dijera en noviembre de 2021 que las tres leyes serían derogadas. Sin embargo, la dirección del SKM [14] en su conjunto decidió no hacerlo. El SKM, que actualmente lidera la lucha, es una coalición residual. Está claro que la feroz respuesta del gobierno es una confesión abierta de miedo a sus propios ciudadanos, ante la protesta no violenta.

La exitosa manifestación de los agricultores en 2020-21 se ha convertido en un movimiento más amplio que pide al gobierno que tome medidas inmediatas para resolver el problema agrario estructural y preservar los medios de vida de las poblaciones rurales. La diversidad social del movimiento puede inspirar a los movimientos de todo el mundo, y ya lo ha hecho.

Los agricultores indios no están aislados: las manifestaciones de agricultores estallan en Burdeos, Varsovia, Cardiff, Bruselas, Madrid y otras ciudades de Europa. Los propietarios de tractores quemaron paja, invadieron plazas municipales y aparcaron sus vehículos frente a sedes legislativas. Sin embargo, ningún país ha bloqueado el acceso de los agricultores a la capital como ha hecho India.

¿Hacia un enfrentamiento político?

Por razones que van más allá de lo inmediato, las élites políticas indias están muy preocupadas por las protestas de los agricultores. De hecho, los llamamientos a la justicia social lanzados por los grupos marginados corren el riesgo de reducir el atractivo de la hindutva (ideología hegemonista indú) y, por lo tanto, su capacidad para unir a los diversos votantes hindúes manteniendo las divisiones comunitarias dentro de la sociedad.

Esto representa un peligro para el cálculo electoral del BJP, que se ha ampliado sumando a su base de apoyo formada por castas favorecidas varios grupos de castas de “otras clases desfavorecidas” (OBC, Other Backward Classes), que no tienen vínculos históricos con su partido. Al comprender esta línea de ruptura, el Congreso y otros actores de la oposición han diseñado sus campañas electorales para dar prioridad a las preocupaciones de los OBC. Si su partido gana las elecciones, Rahul Gandhi asegura a las “otras clases desfavorecidas” (OBC) que exploraría las posibilidades de mejorar sus cuotas en el empleo público y la educación. Ya sea deliberadamente o por casualidad, el mar de agricultores que acampan en las calles durante varias semanas o incluso meses, antes de las elecciones generales, previstas en los próximos dos meses, ayuda a la oposición, ya que da más sustancia y muestra la urgencia de su programa de justicia social, llamando la atención sobre la desigualdad y las dificultades económicas.

Por lo tanto, el objetivo principal de Modi es evitar que el movimiento se extienda más allá de Punjab, como lo hizo en 2020-21 cuando los agricultores del oeste de Uttar Pradesh y Haryana se unieron a él y le dieron más fuerza y alcance. Los problemas a los que nos enfrentamos no son propios de Punjab. Los campesinos de otros estados han formulado quejas similares, señalando que, en ausencia de garantías legales, los MSP del gobierno eran sólo polvo para los ojos.

El gobierno es consciente de que el uso excesivo de la fuerza contra manifestantes no violentos podría poner en peligro la imagen cuidadosamente construida por el Primer Ministro de ser un líder que defiende a los desfavorecidos y los oprimidos. Por eso recurrió a su táctica favorita, a saber, la demagogia racista y el intento de retratar a los manifestantes como partidarios de Khalistan (nombre del estado reivindicado por los independentistas sijs del estado indio de Punjab), para evitar cualquier apreciación objetiva e imparcial de las protestas.

En este contexto, los agricultores indios necesitan nuestro apoyo y solidaridad. También es importante que la clase trabajadora apoye activamente el movimiento de los agricultores. Esto no sólo reforzará la resistencia, sino que también ayudará a los trabajadores a aprovechar la situación y conseguir sus propias reivindicaciones. Solo entonces podremos dar un golpe serio a los fascistas en el poder.

Notas:

1) El artículo 144 del Código de Procedimiento Penal de 1973 autoriza al magistrado ejecutivo de un estado o territorio a dictar una orden que prohíba la reunión de cuatro o más personas en una zona determinada. Cada miembro de dicha asamblea puede ser acusado de participar en un motín.

2) Para obtener más información, consulte “Movilizaciones campesinas en un contexto de crisis agraria”, Inprecor, 683-684 – marzo-abril de 2021.

3) Los grupos marginados aquí son OBC (Otras Clases Atrasadas), principalmente personas de la casta Jath. Esta comunidad formó un fuerte banco de votos para el BJP y fue el soldado de infantería de Hindutva, la ideología hindú hegemónica, contra los musulmanes en las zonas rurales. Por tanto, la oposición de estos grupos pone en peligro el cálculo electoral del BJP.

4) La meseta del Deccan es una gran meseta que cubre la mayor parte del sur de la India. De forma triangular, está rodeada por tres cadenas montañosas. Abarca ocho estados https://inprecor.fr/node/3981#footnoteref6_1nfplyd Página 8 de 9 y Regreso de las movilizaciones campesinas | Inprecor 21/4/24 21&56.

5) El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2003.

6) “Crimen en la India en términos anuales”

7) Evaluación de la situación de los hogares agrícolas y de las explotaciones ganaderas y de tierras en las zonas rurales de la India, 2019.

8) “Acción preventiva urgente para los suicidios relacionados con el clima en la India rural”, 15 de marzo de 2024.

9) La garantía de un MSP costará 10 rupias lakh cr adicionales, casi igual al gasto en infraestructura”, Business Today, 13 de febrero de 2024.

10) CRISIL, anteriormente Credit Rating Information Services of India Limited, es una empresa india de análisis que ofrece servicios de calificación, investigación y consultoría en riesgos y políticas y es una filial de la empresa estadounidense S&P Global.

11) Comisión Nacional de Agricultores.

12) Sugirió que el MSP se calculara sobre la base de un margen mínimo del 50% en comparación con el coste total de producción, que incluye el coste imputado del alquiler de la tierra y los intereses sobre los costos de inversión. En lenguaje técnico, este es el “concepto de coste C2” del CACP. Pero esto no es lo que el gobierno está aplicando actualmente. El SPM del gobierno se basa actualmente en un coste que solo cubre los gastos personales (A2) sumado a la valoración del trabajo familiar (FL). La demanda de los agricultores de que el MSP sea al menos C2+50% les asegura que, como en cualquier otro trabajo, obtendrán un margen razonable por encima de su coste de producción. De hecho, un gobierno receptivo y responsable debería interpretar esta solicitud como “al menos C2+50%” y proporcionar un margen mayor para ciertos cultivos que desea fomentar en aras de la equidad social o la sostenibilidad ambiental.

13) La Alianza Nacional Inclusiva para el Desarrollo de la India, comúnmente conocida como INDIA, es un frente de oposición anunciado por los líderes de 28 partidos para participar en las elecciones parlamentarias de 2024.

14) Samyukt Kisan Morcha, que puede traducirse como “fuerza común de agricultores”, es una coalición de más de cuarenta sindicatos de agricultores.

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(*)  Sushovan Dhar Analista y activista político indio, corresponsal del CAMDT.

fuente:  https://inprecor.fr/node/3981#footnoteref6_1nfplyd
Traducción: Enrique García

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