Qué candidatura y cuál campaña necesita México

_______________lacampaniava

 La nota que editada, en la idea de algún compañero de propiciar debates de actualidad dentro de marcos fraternales y de ideas fuerza no antagónicas, creemos algunos otros participantes en este espacio, que no se reconoce en esos límites de alcances y limitaciones. Entonces se imponen -por lo menos- algunos párrafos que precedan a su lectura.

«Tarde piastes!» me apunta con razón un cumpa, ya que esta edición anda circulando por nuestro espacio digital desde ayer, sin comentario ninguno -ni previo, ni al margen, ni nada-. Lo que es incorrecto y confunde.

Nuestras disculpas por ello, a veces se nos escapa la tortuga… Afortunadamente no han faltado llamadas de atención compañeras señalando el orsai fulero. Agradecidos por ello.

A la concreta: Muchas veces hemos coincidido en señalar las incursiones por encima de los movimientos populares en lucha, de opinadores profesionales dedicados a predicar recetas infalibles, perennes y por supuesto: absolutas. Desde la siempre lista cabalgadura de la soberbia y el vanguardismo verbal, dan cátedra de dogmatismos varios, aún en nombre del antidogmatismo. Y aportan empujando hacia la recuperación capitalista, aún en nombre del anticapitalismo. En realidad nada nuevo bajo el sol. La historia de las luchas de liberación de los oprimidos y explotados de todos los rincones de nuestros mundos; abundan con ejemplos de estos decidores. Los tramposos habituales del arriba –o el costado– electoralero y los mariscales de sucesivas derrotas populares, siempre han contado con la concurrencia intelectual de estos escribas petulantes. Y siguen en su noria, mal o bien entretenidos, pero siempre envenenados contra cualquier práctica y propuesta alternativa que signifique «sacar los pies del plato», donde no hay otra chance que ser comestible de explotadores y opresores. No porque lo digamos nosotros, lo demuestran cientos de experiencias históricas, contemporáneas y precedentes. Todas ellas sufridas y de tristes -la mayoría de las veces trágicas- memorias.

Todo un temazo del principio al fin… Que por supuesto desborda este espacio y ocasión, aunque no faltarán ganas ni oportunidad para darle gusto al debate y sus broncas, porque estos temas son merecedores de ello y más también. 

Por ello entendamos estas lineas como una aclaración que establezca prudente distancia con lo expuesto en la nota cuestionada, aunque editada en este  espacio merecedor de otros contenidos al servicio de causas más dignas. Ejercemos el derecho de opinión y crítica, pero en la particularidad territorial de esta nota coincidimos en que el debate fundamental y trascendente corresponde a los protagonistas de las luchas y sus propuestas en curso. Eso en consonancia de que las gentes en lucha, -los Pueblos, comunidades y las organizaciones que se hayan dado como herramientas de liberación- para ser dueños de su propio destino deben prioritar la autodeterminación de los fines y la autogestión de los medios.

Dejarse arrebatar estas ideas guías, sería -una vez más- dejar de ser sujetos colectivos y creadores; para transformarnos en objetos manipulables y arreados a los corrales propiedad de uso oficial exclusivo del sistema dominante.

Esa es la realidad .Lo demás puro verso y confusión malintencionada. Sobran ejemplos de ello, dentro y fuera de México, en geografías y tiempos históricos diferentes abundaron las mismas experiencias fallidas y trágicas. Si el arriba  siempre fué campo enemigo, el abajo izquierdista no ha estado libre de delirantes predicadores y mariscales de la derrota, despotismo de no pocas norias que se retroalimentan en ceremonias intrigantes y capillas dogmáticas. Y así les ha ido. Y así nos ha ido. Los resultados cantan, a pesar de cortinas de humo y simulaciones retóricas. Que han habido derrotas y carnicerias sufridas con toda dignidad y certezas de las mejores. Pero que no han faltado los fracasos preanunciados y preconcebidos, criaturas horribles y terribles paridas en nombre de las  causas populares de quien nadie suele hacerse cargo, ni ayer, ni hoy ni nunca. Y esas derrotas y fracasos sin paternidad aparente, –aunque mil y una veces testimoniadas y denunciadas desde los combatientes sociales de cada época y lugar en que se sucedieron– siempre contaron a su servicio con letrados de alquiler, voluntarios de la figuración o ambiciosos del arte escriba. 

Estos temas y conductas siguen predominando y afectando el campo izquierdista en todas partes. Una película en permanente reestreno, ya repetida hasta el hartazgo. Sabemos como empieza, como sigue y como termina. La noria, siempre empujados a la manipulación y el encierro en la noria. Descalificación cuando no agresión, insulto y hasta palo cuando han podido, para someter a los rebeldes y subversivos que se oponen a las recetas del recambio «progre».  Y peor aún, cuando las dicidencias al orden vertical del mando único, se traducen en organizaciones, propuestas y realidades concretas alternativas.

Todo eso sabemos que lo han vivido y sufrido en carne propia las comunidades compañeras en México y lo han asumido como experiencia transformada organización y Resistencia. Pero también conocemos y hemos vivimos las mismas experiencias en otras experiencias y lugares de nuestras propias historias y mundos en lucha. En Chile intentando construir poderes populares alternativos, comunales y campesinos, obreros y barriales, en los campos, fábricas y poblaciones empeñadas en ser dueños de sus propias organizaciones para ser dueños de su propia liberación social. Ciertos de saberla ahí mismo, ya mismo, porque el ahora era el cuando. No fue posible, de eso se encargaron los milicos criminales, arrasando a sangre y fuego un pueblo en marcha  por su emancipación. Pero antes de aquel 11 de septiembre del 73, junto a los mejores ejemplos de avances por abajo y en común, de dar ejemplares respuestas colectivas a problemas y desafios comunes; esos procesos creadores de poder propio y autónomo, alternativos y sin la intervención manipuladora de burócratas y traidores; esos procesos de vida nueva anticipadores que se animaron a proclamar que el futuro ya estaba allí y se preparaban a defenderlo con pueblo, conciencia y fusil como no había otra manera -como poco después quedó demostrado-, esos miles de hombres y mujeres, trabajadores del campo y la ciudad, ancianos de mil luchas y jóvenes combatientes; todos ellos como conjunto social alternativo, como auténtico polo revolucionario en crecimiento, también fueron difamados, insultados, agredidos y también apaleados en nombre de otras obediencias unitarias, de otros frentes únicos, de otras manipulaciones superestructurales, de otros poderes burócraticos y dogmáticos. Y aquellas iglesias partidarias también tuvieron sus gurúes y escribas,  sus opinadores y teóricos, sus acompañantes y consejeros «por izquierda».

Por eso hoy podemos decir sin duda alguna ante estos mismos temas: nada nuevo bajo el sol, otros altavoces con la misma letra y música. Otros pedantes que quieren marcar el compás y los pasos de las danzas macabras, y para que la confusión sea mayor aún lo hacen en nombre del «anticapitalismo». Además de lengua y muñeca mal entretenida, hay que tener cara de palo para semejante atrevimiento. Y no es casual, es que en México ha surgido el espacio zapatista, se mantiene y sigue produciendo iniciativas alternativas de envergadura. No han logrado someterlos ni aniquilarlos. Y mucho menos lograron aislarlos ni desprestigiarlos. No lo lograron ni por derecha ni desde las supuestas izquierdas del recambio.

En muchos de estos otros/nuestros mundos sudamericanos el panorama es bastante más desolador y los intentos de poder popular anticapitalista y autónomo, se expresan dispersos e intermitentes. Pero igualmente denigrados y agredidos por negarse a la domesticación y puesta en disposición de servicio a las variables progres del «capitalismo bueno», como ha venido sucediendo en Chile, Argentina, Uruguay o Brasil, por mencionar sólo al cono sur de nuestrAmérica. 

Cada vez que algún brote de contrapoder, resistencia y autonomía de proyecto social alternativo empieza a crecer y consolidarse, aparecen estos pastores en busca de arrear voluntades. Traen sus manuales y recetas, junto a los alambrados y tranqueras con los que encierran y dividen en nombre de la unidad. 

Conocemos el paño y sus mugres. Y no por repetidas nos vamos a acostumbrar o darnos por no enterados del peligro y la malaintención que encierran las prédicas de estos supuestos acompañantes de ruta.  Hay máscaras y máscaras. No todas con la dignidad humana del rostro zapatista, bien abajo y bien a la izquierda. Hay otras máscaras y caretas, las del veneno y la manipulación. Esas de los bailes de disfraces donde nadie es lo que aparenta ni dice lo que en realidad pretende. Están preparando la próxima  fiesta del «monstruosario» y vienen de susurros con sus camelos. No pisemos el palito, no les funcionará la trampera.

Miles de luchadores sociales se fueron haciendo y deshaciendo en miles de luchas populares.  No nacimos aprendidos, sino que fuimos aprendiendo en el camino. La mayoría de las veces cuesta arriba y con viento en contra. Y hay que reconocer que en esa andadura aprendimos mucho de cada derrota, de cada fracaso, de cada traición, de cada manipulación. Y así seguimos andando pero renovandonos en la reflexión y la inquietud de las busquedas para construir más pero también mejor. Y aprendimos a desconfiar de los decidores profesionales y otros delirantes por el estilo, lamentablemente abundantes en las cofradias del recambio izquierdista -tan diversas en sus etiquetas como similares en sus fines y medios- .

 Lo que aquí expresamos lo decimos desde y por nosotros mismos, no en representación de nadie que no sea nuestra propia historia, experiencias de lucha e ideales. Y palabra más o palabra menos, es lo mismo que dijeron otros cumpas y que escuchamos/dijimos en otros tiempos. Por ello estos decires son propios, de los que seguimos andando y de los nuestros que quedaron de seña en el camino.

Cabe aquí también decir que creemos no equivocarnos al decir que los zapatistas y la CNI, ni de casualidad, van a pasar por el aro que propone este profesor y su catecismo. Sino más bien cabalgar el episodio coyuntural de las elecciones y sus espectáculos rituales, por abajo y a la izquierda -como bien resaltan una y otra vez-. Un nuevo recorrido, un recorrido más-siempre anticapitalista-  que no substituye a otros ya conocidos en sus territorios, no contraria objetivo ni sacrifica ideales.  Sino que los refuerza  estructurando una propuesta compartida en común  con la CNI, proponiendo una alternativa consultada y consejista, con una compañera delegada y porta voz también en común. Un nuevo paso adelante, concreto y siempre en la misma dirección del andar consolidando espacios propios y liberados. Como todo en estos quehaceres la cosa está por verse y demostrarse. Tiempo al tiempo, pero siempre con respeto y confianza en las gentes hermanas y compañeras.

Seguirán otros por derecha y vaya a saber cuales izquierdas, despotricando y agrediendo esta marcha alternativa en vias de la propia liberación que, en definitiva,  también ha de ser la nuestra.

 

Una sociedad capitalista, enferma y enfermante, no les puede perdonar tal atrevimiento. El despotismo de la actual sociedad del espéctaculo no acepta la denuncia ni el ausentismo de sus corrales y mataderos.

Creemos que los zapatistas y los pueblos en lucha de México, son concientes de todo esto, no serán sorprendidos ni engañados. Han sido curtidos a fuerza de propuestas de engaño y represiones sucesivas. Y sus logros y avances los realizaron confiando fundamentalmente en sus propias fuerzas, autoderminando sus fines y autogestionando sus medios. Eso que llaman autonomía. Y además la solidaridad que ese respeto y adhesión  motivan, más allá de alambrados y fronteras.

Sobradas razones entonces para que -como siempre ha sido- nuestros sencillos espacios y recursos estén prioritariamente a disposición de las gentes compañeras. Y no de cualquiera.

Salud y todo lo demás.

redlatinasinfronteras@yahoo.es

La nota en cuestión:

Qué candidatura y cuál campaña necesita México

Guillermo Almeyra
Rebelión
7-11-2016

La posibilidad de la candidatura anticapitalista de una mujer indígena es un paso importante: en efecto, los derechos indígenas (territoriales, culturales, laborales, étnicos) deben ser defendidos o reconquistados y lo que hoy está en juego debido a las políticas extractivistas destructoras del ambiente y el aumento de la explotación de los trabajadores es la supervivencia misma de los pueblos y naciones indígenas, compuestos en su mayoría por campesinos y obreros no calificados y en pésimas condiciones económicas.

Los derechos indígenas atañen nada menos que a uno de cada diez mexicanos. Además, los indígenas, como todos los trabajadores de este país, están siendo despojados de los recursos naturales- aire, agua, tierra, recursos forestales y del subsuelo-, ganan (cuando consiguen trabajo) salarios infames que hay que triplicar para poder vivir decentemente, sufren la anulación de las leyes laborales conquistadas, presencian la entrega del país a Estados Unidos y su sumisión a la política exterior de Washington, soportan la violencia del Estado y de la delincuencia apañada desde el gobierno, los feminicidios y la brutal discriminación a las mujeres, las desapariciones y asesinatos, el robo organizado de los bienes públicos y un sistema impositivo que grava a los más pobres y sus alimentos y permite el fraude de los poderosos.

Una política anticapitalista exige por lo tanto luchar contra la delincuencia y la militarización del país, por aumentos masivos de salarios, por trabajo decente y decentemente pagado, por la autoorganización y la autodefensa para enfrentar a la delincuencia armada, que está protegida por policías y jueces ineptos o corruptos. Exige poner fin a la siembra de ignorancia y al envenenamiento por Televisa y TV Azteca y plantear substitución de esas cloacas por una red de información democrática y comunitaria regida por una ley antimonopólica sobre la información.

Una política anticapitalista requiere apoyar a los maestros en su lucha contra la reaccionaria “reforma educativa”, que sólo es antisindical. Exige un combate por dar fondos a la educación bilingüe, a la investigación científica y a las Universidades, a las cuales deben poder acceder los indígenas.

Todas estas luchas no plantean, es cierto, objetivos socialistas porque no cuestionan la propiedad de los medios de producción ni exigen la expropiación y socialización de las principales palancas de la economía. Son, sin embargo, -aunque parezcan sólo reformas- esenciales para la plena vigencia de la democracia que el capitalismo no puede aceptar y en la lucha social de masas refuerzan los sectores que protagonizarán el combate consciente por superar el sistema capitalista en México y en una Federación de Estados Socialistas de América Latina.

La discusión sobre la candidatura indígena, para ser anticapitalista, no puede abarcar sólo a los indígenas ni limitarse sólo a los problemas indígenas y rurales, por importantes que éstos sean. Es necesaria una discusión en todo México sobre los grandes problemas nacionales con la participación de la izquierda anticapitalista y de los movimientos sociales.

La candidatura indígena, si se concreta, participará en unas elecciones viciadas ya desde hace años por la ocupación militar del país, la violencia ilegal del Estado, la muerte de miles de mexicanos. Esto afecta igualmente a quienes, como los simpatizantes de MORENA, creen a pesar de todo y de todos los fraudes anteriores que este mismo semiEstado corrupto y asesino de la oligarquía podría entregarle el gobierno a López Obrador o a otro candidato honesto.

Esto establece una gran diferencia entre la candidatura del EZLN-Congreso Nacional Indígena y la de López Obrador. Eso es un obstáculo real para la unidad pero no impide la unidad de acción entre fuerzas diferentes con diferentes objetivos. Es posible siempre, si hay voluntad política, “golpear juntos pero marchar separados”, unir en un Frente Único tras la defensa de los derechos democráticos y de la legalidad a quienes creen posible reformar un sistema irreformable con los anticapitalistas que creen en la posibilidad de construir en la lucha y desde abajo las bases de un sistema más justo, se llame éste como se llamare.

Si en Estados Unidos ganase la presidencia el fascista Donald Trump la crisis en México aumentará. Tampoco con Hillary Clinton vendrán tiempos mejores y las tensiones bélicas aumentarán constantemente.

Las cosas, pues, no mejorarán mágicamente con una ceremonia electoral y metiendo un papelito en una urna.

Es urgente e indispensable organizar el poder popular desde abajo en cada pueblo y cada colonia, en asambleas y discusiones y crear comités locales de autodefensa, policías comunitarias y organismos de autogobierno en todo el país que preparen el post-elecciones al mismo tiempo que impidan el fraude electoral.

En 2017, aunque ya es tarde, todavía hay tiempo para organizar un Frente único entre la posible candidatura indígena y MORENA y para que ambas crezcan y convenzan a muchos a salir de la abstención, que ha favorecido siempre al poder capitalista. Como dicen los italianos que “el que tenga más saliva coma más harina” en una competencia leal donde el enemigo común es el PRIPANPRD y sus achichincles.

Si, una vez llegados a las vísperas de la votación, se ve una clara diferencia en el apoyo popular a una u otra candidatura, la que tuviera menos posibilidades de vencer en las urnas debería respetar un pacto que estableciera el apoyo a la candidatura mejor colocada.

De todos modos, las elecciones nos han sido impuestas y son secundarias y la lucha real no será electoral sino post-electoral, contra la imposición fraudulenta de un candidato de la oligarquía o por hacer respetar la voluntad popular. Los resultados electorales serán un subproducto de una lucha no electoral por construir un poder rebelde alternativo para los tiempos que vendrán.

almeyraguillermo@gmail.com


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