Pueblos indígenas, vigilantes lúcidos de la biodiversidad

Los pescadores moken de las islas Surin, frente a la costa oeste de Tailandia, construyen arrecifes artificiales bajo el agua con hojas de palmera para atraer a los peces.

Pueblos indígenas, vigilantes lúcidos de la biodiversidad

Más de la cuarta parte de las tierras del planeta están en manos, son habitadas o son administradas por poblaciones autóctonas. Aunque sus saberes se benefician de un reconocimiento cada vez mayor, rara vez son tenidas en cuenta por los investigadores y los responsables políticos.

Por Peter Bates y Prasert Trakansuphakon
Correo de la Unesco, 11 de julio, 2021

Los miembros de la etnia karen, en la aldea Hin Lad Nai, ubicada en medio de frondosos bosques en la provincia de Chiang Rai, en el norte de Tailandia, practican desde hace siglos la rotación de cultivos. Esta técnica agrícola sostenible, que se basa en el desbroce y la quema de rastrojos –y que en una época fue erróneamente criticada porque se creyó que contribuía al cambio climático– se utiliza para regenerar los suelos.

Primero se talan pequeñas parcelas de bosque para eliminar árboles y matorrales, y luego la quema de rastrojos fertiliza la tierra. A continuación, se plantan diversos cultivos durante un tiempo limitado, tras lo cual la zona se deja en reposo. El bosque termina por retoñar y se reanuda el ciclo.

Con este método la comunidad crea un mosaico de hábitats forestales caracterizado por diferentes fases de cultivo y crecimiento. En una época en que las abejas domésticas disminuyen en todo el mundo, tres especies de abejas salvajes medran en Hin Lad Nai. La miel que se produce en las parcelas en barbecho es de mejor calidad que la que se obtiene en el bosque, y se comercializa en los mercados tailandeses.

El caso de los vecinos de Hin Lad Nai es solo un ejemplo entre muchos. Los defensores del medio ambiente son cada vez más conscientes de la función que desempeñan los pueblos autóctonos en la preservación de su patrimonio natural. La importancia de los saberes ecológicos tradicionales en la lucha contra el deterioro de la biodiversidad del planeta quedó nítidamente reconocida en la evaluación mundial (link is external)que realizó la Plataforma Intergubernamental sobre Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES, por sus siglas en inglés), publicada en mayo de 2019.

La importancia de los saberes ecológicos tradicionales es incuestionable

Hace tiempo que la UNESCO apoya esta iniciativa, en particular mediante el programa Sistemas de conocimientos locales e indígenas (LINKS), que acoge la unidad de apoyo técnico de la IPBES sobre los conocimientos locales e indígenas.

Conocimientos ancestrales

Muchas poblaciones autóctonas viven en lugares remotos que suelen contener una rica biodiversidad, donde es primordial encontrar un equilibrio con la naturaleza para sobrevivir.

Por su condición de observadores atentos del medio ambiente, los pobladores pueden vincular fenómenos como la modificación de las condiciones climáticas o el impacto de la llegada de nuevas especies a la evolución del ecosistema. De este modo, la observación de los tsunamis a lo largo de los siglos hizo posible, por ejemplo, que los moken, que viven en el mar de Andamán, a lo largo de la costa occidental de Tailandia, pudieran ponerse a salvo cuando el mortífero tsunami de 2004 arrasó sus aldeas.

Estos saberes permiten también establecer previsiones estacionales. Los ganadores de África Oriental, por ejemplo, pueden anticipar el momento y el lugar en el que lloverá observando el florecimiento de los árboles y el comportamiento de los pájaros e insectos. La observación de esos indicadores biológicos corre a cargo de exploradores que recorren el territorio para determinar dónde y cuándo se deben desplazar los rebaños.

Estos conocimientos autóctonos no son fijos. Van integrando los nuevos fenómenos que afectan al medio ambiente. Las Primeras Naciones del norte de Canadá han observado que las manadas de lobos han cambiado su dinámica y su comportamiento predatorio, lo que ha hecho menguar los rebaños de caribúes. Se cree que la causa de estos cambios radica en las carreteras y los oleoductos que en la actualidad atraviesan y parcelan los bosques de la región.

Animales, plantas y espíritus

Los sistemas de conocimientos autóctonos dominan las relaciones humanas con la biodiversidad. En su concepción, la “naturaleza” a menudo incluye los animales, las plantas, la Tierra, los seres humanos y los espíritus. Según esta cosmovisión, los seres humanos no son superiores a la naturaleza ni esta existe para ser sojuzgada por el hombre.

Para algunas comunidades autóctonas, los animales se consideran una dádiva otorgada a los cazadores, un regalo que es preciso respetar y cuidar mediante rituales. Su carne se comparte con los demás miembros de la comunidad y con otros animales, tal y como hacen los pescadores de ballenas de Alaska y de muchas otras regiones del mundo. Un complejo sistema de instituciones ancestrales, normas y tabúes define la acción de los pueblos indígenas y regula sus vínculos con el medio ambiente.

Pero hoy en día los pueblos indígenas del mundo entero se encuentran en primera línea de los cambios medioambientales y sociales. La agricultura, la explotación forestal y el desarrollo industrial perjudican o destruyen cada vez más zonas de gran biodiversidad; las tierras ancestrales son frecuentemente confiscadas o invadidas y convertidas en explotaciones agrícolas o en zonas de monocultivo. Estas iniciativas a veces van acompañadas de actos de violencia. Las aguas están cada vez más contaminadas, y se explota a los animales y a las plantas a un ritmo frenético, lo que genera escasez de alimentos y trastorna los medios de subsistencia tradicionales.

Los esfuerzos encaminados a integrar a los pueblos indígenas en las sociedades nacionales amenazan también el modo de vida de esas comunidades. La educación formal en un aula no proporciona la transmisión por parte de los mayores. Por paradójico que parezca, algunos esfuerzos orientados a la conservación de la biodiversidad, tales como la creación de zonas protegidas o la prohibición de exportar determinadas especies, pueden constituir una amenaza en la medida en la que pueden frenar su acceso a los recursos alimentarios y a los espacios tradicionales.

Un conocimiento impartido por los ancianos

Las comunidades autóctonas tienen mucho que enseñarnos. Pero a la ciencia tradicional le cuesta tenerlas en cuenta porque esos conocimientos son en gran medida de carácter oral o se derivan de sus experiencias. Los investigadores y los responsables políticos tienden más a consultar los documentos escritos sobre los conocimientos indígenas que a relacionarse con las propias poblaciones autóctonas.

Sin embargo, cada vez hay más ejemplos de colaboración con los pueblos autóctonos en los ámbitos de la investigación, la educación, la gestión y la adopción de decisiones en materia de biodiversidad. Si bien esto supone considerar a los pueblos autóctonos socios de pleno derecho.

Cada vez se implantan más proyectos de colaboración con los pueblos autóctonos
Más que un objeto de investigación, los pueblos indígenas podrían participar en la creación de proyectos de investigación abordando interrogantes, metodologías y resultados que tengan sentido para ellos. El proyecto ELOKA(link is external), sobre el intercambio de saberes y observaciones locales del Ártico y basado en los conocimientos ancestrales sobre el casquete polar que poseen los indígenas inuits, es un ejemplo de ello.

Los programas escolares podrían elaborarse igualmente por pueblos indígenas para beneficio propio con el fin de promover el aprendizaje sobre la Tierra que transmiten los ancianos de la comunidad, y no aprenderlo en un aula. Esta idea se aplica cada vez más en las Primeras Naciones de Canadá y las comunidades autóctonas de Hawai (Estados Unidos).

Va siendo hora de que los pueblos indígenas tengan pleno dominio sobre las decisiones relativas a sus tierras, recursos hídricos y comunidades, para que puedan aplicar sus conocimientos a la ejecución de las decisiones propicias a la diversidad biológica. Los beneficios pueden resultar considerables para las personas, el planeta y la biodiversidad.

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Lecturas complementarias:

Alta tecnología siku, El Correo de la UNESCO, enero-marzo de 2019
Gente, arroz, peces y patos, El Correo de la UNESCO, enero-marzo de 2019
Escuchad la voz del lago, El Correo de la UNESCO, abril-junio de 2018
* Peter Bates pertrenece a la unidad de apoyo técnico de la Plataforma Intergubernamental sobre la Biodiversidad y los Sistemas Ecosistémicos sobre los conocimientos locales e indígenas, del programa Sistemas de conocimientos locales e indígenas, UNESCO.
Prasert Trakansuphakon es miembro de la Asociación Pgakenyaw para el Desarrollo Sostenible, Tailandia.
https://es.unesco.org/courier/2021-3/pueblos-indigenas-vigilantes-lucido…
https://www.servindi.org/10/07/2021/pueblos-indigenas-vigilantes-lucidos-de-la-biodiversidad

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